8/4/07

Orinemos


Gracias Señor, porque en la última cena partiste tu pan y vino en infinitos trozos, para saciar nuestra hambre y nuestra sed...

Gracias Señor, porque en el pan y el vino nos entregas tu vida y nos llenas de tu presencia.

Gracias Señor, porque nos amastes hasta el final, hasta el extremo que se puede amar: morir por otro, dar la vida por otro.

Gracias Señor, porque quisistes celebrar tu entrega, en torno a una mesa con tus amigos, para que fuesen una comunidad de amor.

Gracias Señor, porque en la eucaristía nos haces UNO contigo, nos unes a tu vida, en la medida en que estamos dispuestos a entregar la nuestra...

Gracias, Señor, porque todo el día puede ser una preparación para celebrar y compartir la eucaristía...

Gracias, Señor, porque todos los días puedo volver a empezar..., y continuar mi camino de fraternidad con mis hermanos, y mi camino de transformación en ti...


En fin. Así es la vida y así nos la cuentan. Por eso, amigos míos, orinemos en nuestra pasada vida, en la presente y en nuestro futuro porque nadie puede grabar estúpidas palabras en la mente y nadie puede cumplir fantansías.


Iria pensó en cambiar su precioso vestido de seda rosa por otro aún más ostentoso; todo ello con el fin de poner a caldo a cualquier miembro vibrante masculino. Ya se hacía tarde así que apartó esa idea y comenzó a prepararse para la fiesta. Depilación, cremas, maquillaje y por fin, ropa de primera etiqueta. Se dirigió hacia el baño y se enfundó en un caro perfume. Finalmente, abrió la puerta y caminó hacia la famosa casa de su vecino dentista. Quedaban unos pocos metros pero ya eran las 12 de la noche y toda la calle estaba en penumbra. De pronto, sintió como unas poderosas manos apretaban su cara y como otras rasgaban su gran vestido. No podía reaccionar. Su corazón se encogía cuando descubrió la cara de esos dos personajes. Dos monstruos conocidos. No podía ser consciente de lo que ocurría, ni siquiera podía gritar de dolor. Ya no pensaba. Su mente en blanco aguantaba los llantos. Aún faltaba un rato para terminar...

Nadie cumple fantasías, nadie puede prometer nada. Nosotros somos dueños de nuestro propio destino, de nuestra suerte. Debemos prevenir cualquier mal acontecimiento, ir cargados de conciencia. Orinemos.

AMÉN.





2 comentarios:

Unknown dijo...

después de muchos intentos por dejarte mi firma por aqui, a ver si ahora lo consigo.
pues nada hacerte saber que me alegra que hayas vuelto a retomar esto, porque merece la pena, por ti, para nosotros..me encanta leer lo que pones, me gusta lo que dices o no, no me gusta, pero es la pura verdad.
gracias

Hada dijo...

¡Hombre! Tú por aquí... Espero con ansias tu blog, ¿eh?

Gracias por firmar y... leer.