16/10/07

Los tengo (a) todos.


Quisiera que mi voz fuera tan fuerte que a veces retumbaran las montañas y escuchárais las mentes-social-adormecidas las palabras de amor de mi garganta. Abrid los brazos, la mente y repartíos que sólo os enseñaron el odio y la avaricia y yo quiero que todos como hermanos repartamos amores, lágrimas y sonrisas. De pequeño me impusieron las costumbres, me educaron para hombre adinerado pero ahora prefiero ser un indio que un importante abogado. Hay que dejar el camino social alquitranado porque en él se nos quedan pegadas las pezuñas. Hay que volar libre al sol y al viento repartiendo el amor que tengas dentro.


Extremoduro - Ama, ama y ensancha el alma.



Y si le preguntan por qué había rencor en su voz, no les contestaría con palabras porque el ansia por verlos arrugados en medio de una vieja calle, recordando todo lo que nunca había existido, turbaba toda su cara hasta llegar a sus ojos que, sin más, se volvían ciegos al igual que estaban los ojos del resto de personas. Cada uno tenía su propio motivo para dejarse llevar por la ceguera. Impropio sería el hecho de generalizar, pues las generalizaciones no dejan otra cosa que excepciones, para las cuales habríamos de formar una nueva regla.

Y si le preguntan por qué había rencor en su voz, los miraría ciegamente. Y si insistían en por qué había rencor en su voz, permitiría a su boca esbozar sonrisas. No una. Miles.

Y si le preguntaran por qué había rencor en sus ojos, rompería el silencio y escupiría alientos de sabor amargo, el mismo sabor que vivía tras sus ojos. Los ojos comidos por el rencor. Balbucearía, contradeciría lo paradójico con gestos y aumentaría la incomodidad del ambiente ya de por sí incómodo.

"¿Y si me preguntaran por qué debo callar?"

Y si continúan preguntando por su rencor o rabia o su inconformidad ante todo, seguiría preparando el silencio de las palabras.

Y si le preguntaran por qué callaba, entonces hablaría, y la única palabra que podría pronunciar su lengua sería "mañana."

Demasiadas formas creía saber para romper el silencio sin palabras y ninguna resultaba efectiva para nadie. Iria confiaba en que mañana, o ningún día, alguien dejara de preguntar para no explicar y para no caer en la cuenta de lo monótono que puede resultar Tiempo.

Y seguía deseando verlos arrugados en medio de una vieja calle, recordando todo lo que nunca había existido…


Imagen: roto en el corazón de la ciudad. El mundo corre alrededor de su mundo. Su corazón late con el sonido del tráfico. Es su calle, su esquina, su farola, su historia, su final. Mañana puede que no esté aquí y nadie lo notará. La historia continua igual, por Gilad Benari.

2 comentarios:

Marcos FJ dijo...

Que se carguen al silencio y que no vuelva a escucharlo.

Wi dijo...

no creo que la mejor invidicacion sea el silencio...