Ameniza la marcha de las cosas o ellas mismas te enterrarán...
Creía que el viento la ayudaba a asentarse (que no a volar) pero cuando soplaba contra su cara la turbaba enormemente. Incluso más que cuando azotaba su barriguita y esa viscosa bruma se canalizaba por todo su cuerpo obligándola a vomitar cualquier idiotez.
Era el viento la que la conducía a asegurar que no confiaba en vosotros como personas, sino como supuestos entes invisibles, como una escasa idea, como algo que podría no existir. Así, continuaba repitiéndose que desearía sentirse segura y verificar que en verdad existimos y que el verde de toda la naturaleza no es un artificio más del hombre, del ente, de la idea, de aquello que no existe.
Pero, después de todo ello, de reflexionar, no quedaba otra que aguantar de nuevo más tonterías estúpidamente cotidianas.
Creía que el viento la ayudaba a asentarse (que no a volar) pero cuando soplaba contra su cara la turbaba enormemente. Incluso más que cuando azotaba su barriguita y esa viscosa bruma se canalizaba por todo su cuerpo obligándola a vomitar cualquier idiotez.
Era el viento la que la conducía a asegurar que no confiaba en vosotros como personas, sino como supuestos entes invisibles, como una escasa idea, como algo que podría no existir. Así, continuaba repitiéndose que desearía sentirse segura y verificar que en verdad existimos y que el verde de toda la naturaleza no es un artificio más del hombre, del ente, de la idea, de aquello que no existe.
Pero, después de todo ello, de reflexionar, no quedaba otra que aguantar de nuevo más tonterías estúpidamente cotidianas.
Imagen: no olvides, por soulflower.
1 comentario:
Llevar una vida cotidiana tiene la ventaja de que el día que no es cotidiano te parece especial, y los días especiales... molan.
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