Cierto que hay cabezas refractarias para la labor experimental, y entre ellas contamos todas las incapacidades de atención prolongada y exentas de curiosidad y de admirabilidad por las obras de la Naturaleza. Pero la inmensa mayoría de los que se confiesan incapaces, ¿lo son positivamente? ¿No exageran, tal vez, las dificultades de la empresa y la penuria de sus aptitudes? Tal creemos, y añadiremos aún que muchos toman habitualmente por incapacidad la mera lentitud del concebir y del aprender, y a veces, la propia pereza o la falta de alguna cualidad de orden secundario, como la paciencia, la minuciosidad, la constancia, atributos que se adquieren pronto con el hábito del trabajo y con la satisfacción del éxito.
(…)
En vez de distinguir los entendimientos en grandes y pequeños, fuera preferible y más exacto (al menos en muchos casos) clasificarlos en lentos y rápidos. Los entendimientos rápidos son ciertamente los más brillantes y sugestivos, son insustituibles en la conversación, en la oratoria, en el periodismo, en toda obra en que el tiempo sea factor decisivo, pero en las empresas científicas los lentos resultan tan útiles como los rápidos, porque al científico, como al artista, no se le juzga por la viveza del producir, sino por la excelencia de la producción. Aun osaríamos añadir que, por una compensación muy común, las cabezas lentas poseen gran resistencia para la atención prolongada, y abren ancho y profundo surco en las cuestiones, mientras que las rápidas suelen fatigarse pronto, después de haber desbrozado apenas el terreno.
Santiago Ramón y Cajal – Reglas y consejos sobre investigación científica. Los tónicos de la voluntad.
Esto no es Jauja, no…
Imagen: (no) dejarnos llevar…, por sugar.
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En vez de distinguir los entendimientos en grandes y pequeños, fuera preferible y más exacto (al menos en muchos casos) clasificarlos en lentos y rápidos. Los entendimientos rápidos son ciertamente los más brillantes y sugestivos, son insustituibles en la conversación, en la oratoria, en el periodismo, en toda obra en que el tiempo sea factor decisivo, pero en las empresas científicas los lentos resultan tan útiles como los rápidos, porque al científico, como al artista, no se le juzga por la viveza del producir, sino por la excelencia de la producción. Aun osaríamos añadir que, por una compensación muy común, las cabezas lentas poseen gran resistencia para la atención prolongada, y abren ancho y profundo surco en las cuestiones, mientras que las rápidas suelen fatigarse pronto, después de haber desbrozado apenas el terreno.
Santiago Ramón y Cajal – Reglas y consejos sobre investigación científica. Los tónicos de la voluntad.
Esto no es Jauja, no…
Imagen: (no) dejarnos llevar…, por sugar.
3 comentarios:
wow... cuan nueva cosa medicinal...
perdón, ¿es este el blog de hada ramón y cajal?
Influencias, influencias...
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