Úrsula se preguntaba si no era preferible acostarse de una vez en la sepultura y que le echaran la tierra encima, y le preguntaba a Dios, sin miedo, si de verdad creía que la gente estaba hecha de fierro para soportar tantas penas y mortificaciones; y preguntando y preguntando iba atizando su propia ofuscación, y sentía unos irreprimibles deseos de soltarse a despotricar como un forastero, y de permitirse por fin un instante de rebeldía, el instante tantas veces anhelado y tantas veces aplazado de meterse la resignación por el fundamento, y cagarse de una vez en todo, y sacarse del corazón los infinitos montones de malas palabras que había tenido que atragantarse en todo un siglo de conformidad.Cien años de soledad - Gabriel García Márquez.
- ¡Carajo! - gritó.
Amaranta, que empezaba a meter la ropa en el baúl, creyó que la había picado un alacrán.
- ¡Dónde está! - preguntó alarmada.
- ¿Qué?
- ¡El animal! - aclaró Amaranta.
Úrsula se puso un dedo en el corazón.
- Aquí - dijo.
Y es verdad que os he descubierto; aún así no os tendré rencor y os aconsejaré que guardéis la compostura para evitar un mal menor.
Tú deberías recordar aquella época en que eras sólo un niño más y vivías en la ignorancia. Sin embargo, ahora no quieres caer en el sinsaber. Llegas a tu casa creyendo que todo va bien, que has tenido un día espléndido, que has encontrado el amor en la persona menos indicada, que ya nada importa, que esta época está yendo increíblemente bien. Llegas con una sonrisa en la cara, rememorando todas las estupideces dichas a lo largo de la tarde, pensando en el próximo día de fiesta. Llegas a tu casa y te ahogas en tu habitación. A veces, te entretienes, juegas, hablas, sigues recordando pero no... Nada va tan bien. Los recuerdos perduran y tu sonrisa se convierte en otra falsedad más de esa vida cotidiana que deberías aborrecer. A veces, te invade la impotencia, la resignación y los dichosos remordimientos. Es entonces cuando optas por sentarte en la cama y pensar en todo lo que añoras, en lo que te llenaba antaño. ¿Y de qué te quejas? ¿No es cierto que haces lo que quieres? ¿No es verdad que te sientes libre? ¿No es verdad que eres querido al igual que en tu niñez? Pero no... No todos saben qué es querer, ni tú mismo sabes hablar de amor, ni de amistad. ¿Vas a decir que aquello era amistad? ¿Vas a seguir hurgando en tu agujero de felicidades quiméricas? Añoras lo vivido y puede que en muchas ocasiones quieras volver a sentir ese olor y todos aquellos abrazos, y puede que también quieras saber reír y saber querer y saber odiar de corazón, porque lo único que necesitas es arreglar tu corazón inmaduro y suspicaz, tu mente que no sabe. No eres feliz y no intentes mostrar lo contrario.
Se despertó al instante con los labios agrietados y un hilo de sangre colgando de su nariz. Ese mismo sueño, esa misma voz nocturna la abordaba constantemente. La sensación de haber descubierto algo no conseguía irse de su piel estremecida. Las cuerdas que la ataban eran en ese momento innecesarias, ya que existía otra fuerza que la mantenía sentada en la ya húmeda cama, unas veces viendo cómo los rayos de sol curtían su piel hasta agrandarla tanto que incluso se sentía capaz de tocar el cielo, y otras observando la lluvia penetrar su cuerpo hasta convertirla en un pedacito de aire movido por la indecisión.
Otra vez.
2 comentarios:
puag... lo de gabriel garcia marquez no mola una mierda
¿Y cuales son tus motivos, si se puede saber? Váyanse usted y sus argumentos de sabio a la misma mierda.
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