21/9/07

Y, ahora, por último, añorando todo lo que no se debe.


Tuve yo la culpa, lloraba, y era verdad, no se podía negar, pero también es cierto, si eso le sirve de consuelo, que si antes de cada acción pudiésemos prever todas sus consecuencias, nos pusiésemos a pensar en ellas seriamente, primero en las consecuencias inmediatas, después, las probables, más tarde las posibles, luego las imaginables, no llegaríamos siquiera a movernos de donde el primer pensamiento nos hubiera hecho detenernos. Los buenos y los malos resultados de nuestros dichos y obras se van distribuyendo, se supone que de forma bastante equilibrada y uniforme, por todos los días del futuro, incluyendo aquellos, infinitos, en los que ya no estaremos aquí para poder comprobarlo, para congratularnos o para pedir perdón, hay quien dice que eso es la inmortalidad de la que tanto se habla.

José Saramago - Ensayo sobre la ceguera.


Que ya no quedan rumbos para tomar lo sabía perfectamente. No paraba de pensar que todo va y viene. Nada se queda.

Nada...


Imagen: vámonos, por kissthecorpse.

1 comentario:

Marcos FJ dijo...

¿Nada...?