También eso podía ser una explicación, un brazo apretando una cintura fina y caliente, al caminar se sentía el juego leve de los músculos como un lenguaje monótono y persistente, una Berlitz obstinada, te quie-ro te quie-ro. No una explicación: verbo puro, que-rer, que-rer. "Y después siempre, la cópula", pensó gramaticalmente Oliveira. Si la Maga hubiera podido comprender cómo de pronto la obediencia al deseo lo exasperaba, inútil obediencia solitaria había dicho un poeta, tan tibia la cintura, ese pelo mojado contra su mejilla, el aire Toulouse Launtrec de la Maga para caminar arrinconada contra él. En el principio fue la cópula, violar es explicar pero no siempre viceversa. Descubrir el método antiexplicatorio, que ese te quie-ro te quie-ro fuese el cubo de la rueda. ¿Y del Tiempo? Todo recomienza, no hay un absoluto. Después hay que comer o descomer, todo vuelve a entrar en crisis. El deseo cada tantas horas, nunca demasiado diferente y cada vez otra cosa: trampa del tiempo para crear las ilusiones. "Un amor como el fuego, arder eternamente en la contemplación del Todo. Pero en seguida se cae en un lenguaje desaforado."
- Explicar, explicar - gruñía Etienne-. Ustedes si no nombran las cosas ni siquiera las ven. Y esto se llama perro y esto se llama casa, como decía el de Duino. Perico, hay que mostrar, no explicar. Pinto, ergo soy.
- ¿Mostrar qué? - dijo Perico Romero.
- Las únicas justificaciones de que estemos vivos.
- Este animal cree que no hay más sentido que la vista y sus consecuencias - dijo Perico.
- La pintura es otra cosa que un producto visual - dijo Etienne -. Yo pinto con todo el cuerpo, en ese sentido no soy tan diferente de tu Cervantes o tu Tirso de no sé cuánto. Lo que me revienta es la manía de las explicaciones, el Logos entendido exclusivamente como verbo.
- Etcétera - dijo Oliveira, malhumorado -. Hablando de los sentidos, el de ustedes parece un diálogo de sordos.
Julio Cortázar - Rayuela.
Había supuesto que todo comenzaba en un punto, que luego se desarrollaba poco a poco y se obtenía una línea fina que, sin comerlo ni beberlo, se ensanchaba y se alargaba para mostrar el camino a seguir. Esto sería lo más fácil dentro de la mente de una persona. Así, erradicaríamos preocupaciones, explicaciones. Paulatinamente todo sale a la luz. Todos los actos están condenados a descubrise ante las personas menos adecuadas. Iria lo creía profundamente; sin embargo, no dudaba descuidar sus actos y comportarse de la manera más frívola, insolente, simplificada posible. "¿Qué más dará? Podríamos pensar que todo está escrito" Así la vida sería más fácil, más estéril. Así lucharíamos por una ignoracia y no en contra de la misma.
- Y te digo que todos los anti-fascistas y todos los libertarios y sus respectivas y prostitutas madres, por así decirlo, junto con los xenófobos, racistas, nazis etcétera, no son más que un montón de mierda para añadir a mi montoncito.
- ¿Y de qué lado estás?
- ¿Tengo que elegir uno?
- Estás obligada a hacerlo, ¿no?
- Vamos, súbete tú también a mi montoncito, ¿quieres?
Todos los actos están condenados a descubrirse porque todas nuestras ideas acaban saliendo a la luz. Todo ello está condenado porque nosotros mismos estamos condenados. Condenados a explicar. Y si no, pregúntale a Tiempo.
Imagen: arrodíllate. No hace falta explicar, por Lucasricart.
2 comentarios:
Al final (casi) todo es un montoncito de nada
¿Iría descuidando de sus actos?, con lo previsora que parecia en otras ocasiones...
¿y por qué no?
Pensemos que todo está escrito...xD
disculpe.
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