Ellos la observaban continuamente. Ellos mandaban, ellos eran los protagonistas. Ellos, que eran todos, todo el mundo. Decidían si estaban tristes o contentos a través de palabrería mal hilvanada y con innumerables faltas. Ellos mandaban. Con ellos se podría conocer innumerables vidas ajenas e innumerables emociones no sentidas. Ellos mostraban la cara falsa de la realidad, la que siempre estaba presente, la que importaba, la única que conocían. Para ellos no había más. Ellos se hablaban entre sí, ellos eran felices juntos, con sus frases de felicidad, de lo que ellos conocían de la grandiosa e importante felicidad. Eran felices. ¿Eran felices? Ellos mandaban. Ellos decían saber. Ellos mandaban porque se encontraban en el mismo bando. El bando de la ignorancia, de la hipocresía, el bando con el que jugaban a dañar los sentimientos. Tus sentimientos. Mis sentimientos. Por ellos, por su moderna mentalidad arcaica y vil, todo quedaba dividido: los ricos, los pobres y todos los demás. Ellos mandaban pero ellos se dejaban llevar por todo.
Ahora yo también quiero jugar. Venga, cara vives, cruz mueres. La mitad de probabilidades. ¿Qué quieres hacer? ¿Quieres vivir así, en tu mundo de mentira? ¿Quieres seguir creyéndote feliz? No, espera. No quiero que pases al otro bando. Ya estás manchado. Tu sangre puede retornar al fracaso, al sinsaber. Venga. Cara o cruz. Yo no te quiero vivo. Por mí puedes morir.
Iria no supo que no quería hasta que supo que no quería. Así, les dijo a los abogados de su padre que si necesitaban saber algo más, les podrían dar bien por culo porque ella no se lo diría.
Es fácil acabar harta. Es fácil olvidarlo todo y pasar página. Es fácil volver a caer en el mismo pozo. Pero no hay pozos sin fondo, todos tienen un tope. Iria salió de su pozo rosa que se encontraba envuelto por la burbuja del bienestar y ahora parecía carecer del sentido de la orientación hasta que, de nuevo, se arrojó, a propósito, en otro. Aquel era el pozo del sufrimiento, de la vista, de lo más cercano a la verdad. Era el lugar más desequilibrado donde podría encontrar el equilibrio, el autocontrol. Aquello era el mundo.
Imagen: error.
1 comentario:
Me he permitido el lujo de echar una ojeada. El mundo es el lugar mas desequilibrado que podría existir, y es cierto que solo en él se podría encontrar el equilibrio. Los dolores bien exprimidos dan textos bellos como estos.
Lametadas.
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